Cómo leer el marSuele suceder que, un tanto arrastrados por la difusión actual del Long Casting, sus técnicas de lanzamiento y la disponibilidad actual de excelentes equipos para lanzar en la playa, olvidemos que los peces no necesariamente circulan a distancias extremas de la orilla. Por supuesto es mejor tener la posibilidad de lanzar lejos que no tenerla; en ocasiones la pesca está retirada de la costa y se hace necesario un buen equipo y una buena técnica para poner la línea allí. Pero en muchas otras pescar no consiste tanto en lanzar tan lejos como se pueda, sino en colocar la línea en el lugar justo, que bien puede estar más cerca de lo que pensamos. Ello implica entender la conformación del fondo donde pretendemos pescar y reconocer sus accidentes; saber cuáles son las zonas de mayor profundidad y los bancos de aguas más someras. En ciertos lugares y con tiempo de sobra podemos hacer un reconocimiento del lugar con la marea baja; pero no siempre nos es posible y, por lo demás, no en todos los pesqueros el agua se retira tanto como para permitirnos la observación directa del fondo. La solución entonces pasa por reconocer el fondo basándonos en lo que sucede con el movimiento del agua que pasa por encima. A esto le llamamos “leer el mar”. Los pescadores duchos en la materia emplean este conocimiento con gran provecho y no es nada extraordinario que le pasen el trapo al lanzador más pintado. A continuación, revisaremos un par de conceptos para tratar de entender de qué se trata el asunto. Las olasAl movimiento de la superficie del agua causado por el viento lo llamamos ola. Todos las conocemos, de modo que no vale la pena extendernos sobre qué aspecto tienen, etc. Lo que resulta importante saber es lo siguiente: a medida que avanzan hacia la orilla, su altura sobre el nivel medio de las aguas depende íntimamente de la profundidad que tienen por debajo. Pasado cierto punto, cuanto menor es la profundidad del fondo por sobre el que circulan, más alta se hace la ola. Por ello es que olas apenas perceptibles a unos 300 metros de la orilla (es decir, donde hay bastante profundidad) se vuelven cada vez más altas a medida que se acercan a la costa y la profundidad disminuye. El fondo está lo bastante cerca de la superficie del agua como para influir sobre la forma de la ola en avance e incrementar su altura.Ahora bien; este fenómeno tiene un límite. De no ser así, las olas alcanzarían su altura máxima en la orilla misma cuando la profundidad tiende a 0, lo que transformaría a las playas veraniegas en lugares sólo aptos para amantes de las emociones fuertes. Lo cierto es que alcanzada cierta profundidad mínima del fondo, la parte sumergida de la ola ya no puede sostener la parte que se eleva y la ola comienza a desmoronarse (aparece espuma en la cresta) para luego desplomarse sobre sí misma en medio de turbulencias (la ola se “rompe”). En el siguiente gráfico podemos advertir lo que sucede con la ola a medida que avanza sobre una playa de suave declive de fondo y compararlo con nuestra experiencia playera: La forma del fondoEn el ejemplo del gráfico no hay una conformación particularmente compleja del fondo; solamente un plano inclinado. En casos así la proximidad del las olas rompientes nos dice qué tan inclinado es el fondo; en playas que ganan profundidad muy lentamente las olas romperán lejos de la costa; en playas que ganan profundidad rápidamente (como en la zona del Faro Querandí) la rompiente estará bien próxima a la costa. Pero nuestro interés como pescadores son los fondos accidentados, con canaletas y bancos. Una configuración típica es la que muestra la siguiente imagen:Paralelos a la costa tenemos dos bancos y dos canaletas intermedias. El fenómeno de incremento de la altura de la ola y subsecuente ruptura, que habíamos observado en la playa de pendiente única, ahora se repetirá dos veces, cada vez que el frente de olas haga sucesivamente su paso por sobre los bancos. O sea: tenemos dos rompientes en lugar de una. Nuestro problema es identificar dónde están los bancos de arena en base a lo que ahora sabemos y nuestra observación de las olas. Y los bancos de arena se encontrarán donde las olas comienzan a mostrar espuma en la cresta para luego desplomarse en turbulencias. Detrás de los bancos se encontrarán las canaletas, lugar al que debemos apuntar nuestros tiros puesto que son los elegidos por los peces para su tránsito cerca de las costas. Por supuesto, esto puede tener excepciones según la especie que buscamos (no es lo mismo lanzar buscando corvinas que hacerlo en pos de pejerreyes panzones), pero en nuestra costa es una norma bastante general en la pesca variada.Ahora bien: ¿cómo resumir esto cuando estamos por efectuar nuestro lanzamiento? Una frase que he escuchado de boca de buenos pescadores marplatenses es ésta: “hay que pinchar la ola”. Por supuesto, una cosa es escucharlo y otra poner el consejo en buena práctica. OK, pinchamos la ola, ¿pero dónde? Según yo creo, la frase vale por “pinchar con nuestra plomada la ola frontal limpia y recién formada antes de la rompiente”. El siguiente gráfico puede ser ilustrativo:Pinchando la ola, nuestra plomada cae en la canaleta o en su veril, en zona de pique. Como fórmula vale y más mientras ampliamos nuestra experiencia y nuestra habilidad para “leer el mar”. Pero mejor que aplicar una fórmula, es detenernos unos minutos para observar el mar delante de nosotros antes de empezar a pescar y tratar de deducir qué se oculta bajo el agua.Correcciones y ampliaciones bienvenidas! un abrazoJuan The Razorback